Hoy, tres de mayo de 2011, me ha vuelto a tocar dos en uno. Dos islas en un mismo día.
(Me ocurrió la semana pasada. Trabajé por la mañana en Tenerife y por la tarde en Lanzarote. Lo bueno: da la sensación de que se puede capear la famosa crisis. Lo malo: no da tiempo a disfrutar con calma de los paisajes bonitos, y de la gente).


![]() |
Momento inaugural con autoridades justo antes de mi intervención |
En principio tenía una hora de ponencia (qué palabra ¿eh?), pero se enfermó mi antecesora y me adjudicaron dos, de urgencia. Por mí, ningún problema, además, hoy cogí carrete, y cuando se me acabó el tiempo aún quería seguir contando, y enseñando cuentos, y respondiendo preguntas. Creo que lo pasamos bien.
Yo regresé la mar de contenta, y por mar, ¡cómo me gusta el ferry! Además, me ha pasado algo impresionante. Después de un rato en la cubierta principal sin ver a nadie, sin haberme cruzado con nadie, apareció un miembro de la tripulación, y no pude por menos de preguntarle: "¿Hay algún otro pasajero en el barco?" Yo imaginaba que alguno habría, pues en el garaje había coches (muy pocos, eso sí). Me miró sorprendido y se encogió de hombros. Volvió al poco rato para decirme: "He contado ocho". Y se quedó a hablar un rato conmigo. El caso es que ninguno de esos 8 salió a la cubierta principal, que fue mía y solo mía durante los 40 minutos de travesía, y mío fue el atardecer que desde ella disfruté.
1 comentario:
Me gusta?...no. Me encanta!
Publicar un comentario